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Reparar piensen de Ilion los muros
Los hijos de Quirino.

Con funestos auspicios renacieran,
Y con fatal estruendo

De nuevo hundidos fueran,
De Júpiter supremo conduciendo
Yo la hermana y la esposa,
La hueste nuevamente victoriosa.

Si vezes tres sus torres levantara

De bronce el rubio Dios, tres con el fuego
En cenizas tornara el valor griego:
Tres cautiva llorara

Al esposo y los hijos la matrona.
Masdó elevando el vuelo,
Vas, Musa juguetona?

No á ti contar las pláticas del cielo

Se dió, portento tanto

No tú amenguases con tu humilde canto.

símil la conjetura del crítico frances. Adoptándola, la pieza adquiere ademas un gran realze; y el discurso de Juno en el congreso de los Dioses, discurso dislocado, cuando el objeto de la oda fuese el elogio de la constancia, aparece magnífico, oportuno y conveniente. Este elogio no es entónces sino una ocasion para introducir á la hermana y esposa de Júpiter, hablando de la apoteósis de Rómulo, y amenazando con nuevos desastres á la ciudad cuyo esplendor se intentaba restablecer. La arenga de Juno es demasiado larga, demasiado rica de pensamientos y de espresion, para no suponerle un designio, y un designio mui importante, y como los

críticos que han trabajado para descubrirlo, no han hecho sino fatigarse, y aun forzando el sentido de las palabras, no han conseguido dar una esplicacion satisfactoria, la conjetura de Le Fevre no puede ménos de encontrar muchos partidarios.

V. 1.o Justum... El elogio de la constancia contenido en estos dos primeros cuartetos, es pomposo. El poeta presenta sucesivamente todo lo que es capaz de aterrar á los hombres vulgares, la gritería de la plebe, el ceño de un tirano, un huracan rabioso en el mar, Júpiter mismo vibrando el rayo. La graduacion en los riesgos está perfectamente observada, y las causas morales puestas antes de las físicas, con la intencion de ir siempre presentando riesgos mayores, siendo cierto que los efectos de estas son mas terribles que los de aquellas.

V. 5. Dux inquieti... ¡Qué esmero y qué tino en la eleccion de epítetos! He aquí cuatro palabras que forman un cuadro completo.

V. 7. Si fractus... Parecia que el poeta, presentando al padre de los dioses y de los hombres lanzando á la tierra sus rayos vengadores, habia acabado la enumeracion de los riesgos que pueden correr los mortales; parecia que la imaginacion nada podia añadir á este cuadro sin debilitar su efecto. Pero no era así; Horacio tenia todavía que ofrecer á los ojos atónitos el pasmoso espectáculo del orbe desquiciado, y el del varon constante, que agoviado de ruinas,`miraba sin pavor en medio de ellas el trastorno de la naturaleza; idea sublime, imágen grandiosa, que honra á la poesía y al poeta, y que eleva á este á par del divino Homero y de los primeros genios del mundo. Tal es la costumbre de nuestro lírico en sus grandes piezas. Cuando él está seguro de haber por los medios ordinarios de su arte producido una fuerte impresion, y reunido todos los votos, entonces es cuando emplea sus medios de reserva para completar el triunfo, para convertir la benevolencia del lector en admiracion, y su aprobacion en entusiasmo.

V. 10. Enisus... Tal es la leccion de un gran número de manuscritos y ediciones. Enisus hace tambien mejor sentido que innixus, que de la edicion de Venecia y de la de Loscher pasó despues á casi todas las otras.

V. 11. Quos inter... Este elogio de Augusto podria fortificar aun la conjetura de Le Fevre. Quizá el poeta creyó necesario escusar lo atrevido del consejo con lo delicado de la alabanza.

V. 18. Ilion, Ilion... Yo creo que nada ha salido de la pluma de Horacio tan completo, tan magnífico como este discurso de Juno. La repeticion de Пlion da mucha fuerza á la idea, y descubre la amenaza en medio de la amonestacion.

V. 19. Judex... Páris, que adjudicando á Vénus el premio de la hermosura, en competencia de Juno y Pálas, atrajo sobre su patria Troya el resentimiento de estas divinidades.

V. 20. Mulier peregrina... Helena, griega, que robada á su esposo Menelao por Páris, fué causa de la ruina de Ilion..

V. 22. Laomedon... Este rei de Troya no pagó á Neptuno y á Apolo la recompensa que les habia prometido por la reedificacion de los muros de su ciudad, destruidos por Hércules.

V. 25. Lacænæ... Horacio hace emplear aquí á Juno una grande atencion en no pronunciar los nombres de Páris ni de Helena. Más arriba ha designado á esta con la perífrasis de mulier peregrina, y aquí con la de Lacœna adultera. Páris, llamado ántes fatalis incestusque judex, es calificado ahora con la denominacion de famosus hospes Lacanæ. ¿Es desprecio, es odio contra ellos el cuidado de Juno de no nombrar estos personajes ? Yo responderé que es arte del poeta. Hasta escitar la ira de los dioses contra estos amantes culpables, era conveniente prodigarles calificaciones ultrajantes, pintarlos con colores odiosos; artificio, que no era necesario emplear más desde el momento en que Juno creyese haber comunicado á sus oyentes la indig

nacion de que ella estaba poseida. Por esta razon no tiene reparo en designar á Páris con su nombre en el verso 40.

V. 28. Hectoreis opibus... Este verso es de una nobleza estraordinaria. Héctor resistiendo solo á todo el poder de los griegos, que para hacer mas fuerte la impresion, y mas sensible el contraste, han sido calificados con el epíteto de pugnaces, forma tambien un cuadro soberbio. Yo siento esponerme por la frecuente repeticion de esta idea á la reconvencion de que no veo sino cuadros en los versos de nuestro poeta. Pero yo desafío al lector mas insensible á las bellezas de Horacio, ú si esto es posible, al mas prevenido contra él, á desconocer el efecto que produciria una pintura, que representase á Héctor resistiendo solo á los esfuerzos de la Grecia, y difiriendo así por algun tiempo el esterminio de su patria; el de otra, que figurase la destruccion del universo, y al justo sereno en medio de ella, aunque á punto de quedar enterrado en sus ruinas; el de otra en fin, donde se viese una ciudad destruida, entre cuyos escombros se descubriesen sepulcros suntuosos de reyes, sobre los cuales paciesen los ganados, y en cuyas inmediaciones apareciesen grutas de fieras, etc. Horacio sobresale en el arte de hacer una pintura con una palabra, y el refringit de este verso seria una prueba, si esta verdad necesitase de ellas; y he aquí principalmente por qué merece ser comentado.

V. 31. Invisum nepotem... Rómulo era hijo de Marte, y Marte hijo de Juno.

V. 32. flia... Ilia, Vestal en quien tuvo Marte á Rómulo.

V. 37. Dum longus inter... Todo el que piense distinguirse en la poesía, todo el que quiera llenar su

cabeza de grandes ideas y de espresiones felizes, acostumbrar su oido á la armonía de las cadencias y á la pompa de los períodos, y gozar en fin de todos los prestigios del arte reunidos, debe aprender de memoria esta pieza, ó á lo ménos desde esta estrofa hasta el fin.

V. 42. Stet Capitolium..... ¡Qué soberbio contraste! mientras los ganados estén retozando sobre los sepulcros de Páris y de Príamo, é insultando sus cenizas; mientras las fieras estén ocultando sus cachorros en estas tumbas mismas, Juno consiente que el Capitolio dicte leyes al mundo, y se complace en anunciar los prósperos destinos de Roma.

V. 53. Mundo... Tal es la leccion de casi todos los manuscritos y de las primeras y mas acreditadas ediciones. Lambino parece que fué el primero que leyó mundi, y esta infeliz correccion tuvo desgraciadamente algunos partidarios.

Terminus obstitit... La traduccion literal es : «< Cualquier término ú límite que estorbe al mundo, » es decir, que le impida estenderse, que lo circunscriba, que lo cierre. Es una idea mui poética la de un término que impida al mundo ir mas allá.

V. 55. Debacchentur... El verbo es espresivo, y pinta fuertemente el ardor del sol en los paises situados bajo el ecuador.

V. 66. Auctore Phœbo... Esto es, dice Bentley, sea que se reedifique Troya por órden, autoridad ó consejo de Apolo, ú bajo sus auspicios, pues todo esto puede significar el auctore, como lo prueba victoriosamente el mismo eruditísimo crítico.

V. 69. Non hæc jocosa... Este es un medio con el cual se termina cualquiera pieza desde el momento en que el poeta cree peligroso pasar adelante, ó no tiene mas que decir.

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